Dicen que, tras una sencilla boda, pasaron la luna de miel recorriendo en bicicleta parajes naturales de Francia y que Marie Curie escribía poemas en la intimidad. Compenetrados en el trabajo, apasionados por la ciencia, solidarios con el mundo y, si son ciertos los datos biográficos que manejamos, con dos egos bien domados que en lugar de engordar por cada logro en sus carreras, supieron entregar lo obtenido a la humanidad, llevando cotidianamente una vida austera y plena de conciencia realizadora.
El matrimonio Curie destinó el dinero obtenido por los premios a distintas obras sociales y decidieron no patentar sus hallazgos para compartirlos con todo el mundo.
Además de sus obras científicas y aportaciones solidarias, nos dejaron numerosas reflexiones sabias como estás:
Marie escribió: “La vida no es fácil para nadie. Pero debemos tener perseverancia y sobre todo confianza en nosotros. Debemos creer que tenemos un don para algo y que podemos conseguir nuestras metas. Dejamos de temer aquello que logramos entender”. “Lo que hace que una vida sea plena, no es una existencia prolongada, sino que este llena de buenas acciones.”
¿Enamorados?
Palabras de ella: “Cada vez que hablaba con él, aunque fuera de números y fórmulas, me sentía envuelta por ese afecto especial que siempre he captado desde niña. Yo le llamaba afecto cósmico, después le llamé el cariño de Pierre, el cariño de Irene (su hija). Finalmente, aprendí que era amor y que el amor llena el universo entero”.
Palabras de él: “Sus ojos parecían imanes, o mejor dicho, no sólo atraían, sino que además transmitían una energía especial: Parecían cristales de uranio en vivo”.
Pierre Curie: “Hay que hace de la vida un sueño y de un sueño una realidad”.
Marie Curie: “Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender”.
Plano sin fin