Lo que aprendí de Romeo y Julieta
“Romeo y Julieta”, obra de William Shakespeare escrita hace más de 400 años, ha trascendido hasta nuestros días, cruzando fronteras y continentes hasta dar la vuelta al mundo, lo cual podría indicar que el ser humano se identifica en algunos aspectos con sus apasionados protagonistas. Valorar un amor “imposible” por encima de la vida parece desproporcionado, propio del exagerado dramatismo teatral, sin embargo, este hecho nos invita a reflexionar sobre la necesidad de reorganizar nuestra jerarquía de valores, ¿situamos la realización de nuestro proyecto de pareja por encima del proyecto que nuestras familias (o nuestra sociedad) se dan la licencia de planear para nosotros?
Cuando nos dicen, “estáis locos de amor, como Romeo y Julieta”, podemos responde que “loco” viene de “locus”, estar en nuestro sitio, y no en el que los demás quieren que estemos; también en el amor.
La certeza de un amor verdadero tiene más fuerza que los obstáculos que se interponen entre los amantes.
La desobediencia a la familia puede salvarte la vida, porque si vives obedeciendo sin ser tú mismo, aunque respires, estás matando tu esencia.
Plano sin fin