
Sabemos que los hermanos son los que crecen compartiendo el mismo espacio, con los problemas asociados que ello conlleva. En su vertiente positiva, al ser una relación de igual a igual, se comparten gustos, aficiones, costumbres, etc.
Cuando nuestra relación de pareja se empieza a parecer a una relación de hermandad, lo primero que desaparece es el sexo. Es lógico que sea así, ya que las relaciones sexuales entre hermanos están totalmente prohibidas en nuestra sociedad.
A propósito de la hermandad, es fundamental disponer de un espacio inviolable en la casa compartida, en el que nos podamos recluir siempre que lo necesitemos.